El trabajo que presenta Amoral está en la línea de una serie de proyectos que abordan las tecnologías desde su presencia en el cuerpo, como una herramienta clave en la construcción del género.
Quizás vale la pena pensar en el sistema digestivo de las vacas, tal como lo plantea Lucrecia Masson a partir de sus epistemologías rumiantes, ya que el bikini que construye Amoral está hecho a partir de mondongo, una carne del sistema digestivo de la vaca. Para Masson el carácter rumiante de la vaca le sirve para cuestionar la temporalidad heterosexual y su amplio sistema de valores, donde la juventud y la belleza normativa; y la agilidad, la rapidez y la eficacia modernas marcan una forma de relación con el mundo. Para esto Masson se basa en la observación de, precisamente, el sistema digestivo de los bovinos que consta de cuatro estómagos. Este sistema a partir de una estructuración compleja permite el aprovechamiento de una serie de nutrientes de diverso carácter para lo cual requiere de un lugar y un tiempo pausado para ejecutarse. Este lugar podríamos pensarlo como una resistencia a la fiebre de las redes sociales, a las transmisiones en vivo, a la pura exposición febril de contenidos en directo cargados de autorreferencia que podemos hoy percibir en las redes sociales corporativas. La temporalidad rumiante entonces como un desafío para ese tiempo heterosexual que además de lineal se emborracha de velocidad como si de una cita futurista se tratara. El vestuario que presenta Amoral en su proyecto entonces hace del insulto que puede significar la enunciación “vaca” un traje de oropel para cuestionar los efectos corporales de las tecnologías del género que constituyen el orden mundial imperante.